Veamos cual es el procedimiento:
La harina funciona como un pegamento. Notarás que a pesar de que sumerjas la carne en huevo y luego la pases por el empanizador, es muy probable que al llegar al aceite comience a desintegrarse. Por eso te recomendamos que primero pases la carne por la harina y luego por el empanizador.
Se puede empanar casi todo desde champiñones, pescados, carnes, quesos e incluso huevos como los famosos Scotch eggs. Lo más habitual es empanar con pan rallado, pero podemos optar por empanados más originales, y en algunos casos más sanos, como los copos de avena, los copos de maíz o los frutos secos.
Uno de los tips infalibles en este tema es que debes enharinar el producto antes de empanizar. Una mezcla de harina con huevo, cebolla, ajo, sal y pimienta será la ideal para acompañar el pan molido y que este se pegue con mayor facilidad a tus cortes de carne.
Generalmente se usa harina de trigo para empanizar, pero también puedes probar usando maicena. La gran ventaja de este ingrediente es que hace que el empanizado quede más crujiente. No cometas el error de pasar tus alimentos por un plato de harina simple y sin sabor.
Para que no se despegue, primero pasaremos el filete por huevo y después por pan rallado. Es importante presionar bien con las palmas de las manos para que el pan se adhiera bien. Después repetiremos el proceso: volveremos a pasar por huevo para acto seguido ponerle el pan rallado bien apretado a la milanesa.
El pan rallado o pan molido es pan duro, generalmente seco de varios días, que ha sido finamente picado mediante un rallador. Su textura harinosa se emplea en la elaboración de diferentes platos y alimentos en forma de rebozado, empanado o gratinado con la intención de proporcionar una costra dura al freírlos.
Rebozar es cubrir cualquier alimento con harina de trigo o de algún otro cereal, incluso garbanzo, y con huevo batido para freírlo posteriormente. Y si bien el sistema es el mismo que si se sustituye la harina por pan rallado, sea del convencional o del más reciente panko (japonés), entonces se denomina empanar.
Una vez que el pescado o marisco se descongela, las bacterias, mohos y levaduras vuelven a estar activos y aumenta su población, es por ello que una vez descongelado debemos tratarlo como un pescado o marisco fresco, en cuanto a conservación en refrigerador y días de conservación.
1. En nevera (24h): coloca el pescado en la parte baja del frigorífico o en un lugar fresco 24 horas antes de su consumo. 2. En agua fría (1h): guardar el pescado en una bolsa de plástico sellada para que no se moje y colocarlo en un recipiente lleno de agua durante 1 hora.
El rebozado, envolvemos el producto primero en harina, luego lo pasamos por huevo y lo freímos. La harina ayuda a que el huevo quede adherido al producto. Principalmente lo utilizamos, en cocina, para freír pescados y hortalizas. Por último tenemos el empanado, de este existen multitud de formas.
Distintas formas para empanizar que no conocías
Si queremos lograr empanados más sanos y también más sabrosos, es importante escoger uno o más alimentos de calidad para rebozar. Algunas opciones son pan rallado integral, copos de avena o quinoa, quinoa como tal, amaranto, salvado de trigo o bien, una mezcla de las opciones antes dadas.
1. En nevera (24h): coloca el pescado en la parte baja del frigorífico o en un lugar fresco 24 horas antes de su consumo. 2. En agua fría (1h): guardar el pescado en una bolsa de plástico sellada para que no se moje y colocarlo en un recipiente lleno de agua durante 1 hora.
Cómo reconocer el pescado fresco
Debe de ser una capa ligera, sacudiendo el alimento para desprender su exceso. Lo habitual es hacerlo con harina de trigo, pero podemos utilizar otras, como harina de garbanzo, para ganar color, sabor y textura, o harina de arroz, para empanados más pálidos y de sabor suave.
Aunque parezca raro y un poco anti-higiénico, es mejor congelarlo directamente, sin limpiarlo previamente. Y es que, al mojarlo, el pescado guarda humedad que, en caso de meterlo en el congelador, crea escarcha, tanto en el alimento como en el propio congelador.
Si es pescado magro como la lubina o el bacalao tenemos un día extra, por tanto, podremos mantenerlo en buenas condiciones en la nevera durante tres días. Si es pescado graso como el salmón, la trucha o el esturión, no deberemos pasar de los dos días.
Cualquier harina, como la de trigo, es válida para rebozar pescado. Enrique Valentí recomienda la harina de garbanzos, muy utilizada en Andalucía aunque poco conocida en otros lugares. Aguanta bien las temperaturas de fritura, se digiere bien y le aporta un punto de aroma muy agradable.
Carnes y pescados En ambos casos lo estaríamos haciendo mal: según Rosa Ramírez, consultora en seguridad alimentaria y tecnóloga de los alimentos, “las carnes y los pescados no se deben lavar, ya que pueden contener bacterias patógenas y la limpieza puede contribuir a propagarlas”.
Los parásitos en peces más comunes. Se puede ver fácilmente por pequeñas manchas blancas que aparecen en la piel, las aletas y las branquias del pez. Cada mancha tiene un parásito debajo de la piel por lo que, cuantas más manchas tenga el pez, más infectado está. Es común verles rascarse contra las piedras o la grava.
¡Adelante!
Congelarlo antes porque es la única garantía para evitar la infección por anisakis. Aunque el producto sea fresco al 100%, es recomendable congelarlo entre 48 horas y siete días, a una temperatura de unos -18ºC. De esta manera, si hubiera bacterias y parásitos en el pescado, morirían antes de ser ingeridas.
Aunque parezca raro y un poco anti-higiénico, es mejor congelarlo directamente, sin limpiarlo previamente. Y es que, al mojarlo, el pescado guarda humedad que, en caso de meterlo en el congelador, crea escarcha, tanto en el alimento como en el propio congelador.
Pescados de agua dulce Las truchas, carpas, percas y demás peces de aguas continentales son 100% seguros. "Nunca se han encontrado parásitos del género anisakis en peces de río (trucha, barbo, perca), ya que las posibilidades de contagio son nulas", afirma un estudio realizado por la Universidad de Santiago.
Embalaje de productos: 5 pasos imprescindibles
Carnes y pescados En ambos casos lo estaríamos haciendo mal: según Rosa Ramírez, consultora en seguridad alimentaria y tecnóloga de los alimentos, “las carnes y los pescados no se deben lavar, ya que pueden contener bacterias patógenas y la limpieza puede contribuir a propagarlas”.
Se suele decir que el pescado «se cuece» porque cambia a un color y textura similar a cuando pasa por calor. La razón por la cual sucede este fenómeno está en el ácido cítrico contenido en el jugo del limón. Éste actúa sobre las proteínas del pescado; lo que ocasiona que se desnaturalicen y adquieran otras propiedades.
Si es pescado magro como la lubina o el bacalao tenemos un día extra, por tanto, podremos mantenerlo en buenas condiciones en la nevera durante tres días. Si es pescado graso como el salmón, la trucha o el esturión, no deberemos pasar de los dos días.
Los parásitos en peces más comunes. Se puede ver fácilmente por pequeñas manchas blancas que aparecen en la piel, las aletas y las branquias del pez. Cada mancha tiene un parásito debajo de la piel por lo que, cuantas más manchas tenga el pez, más infectado está. Es común verles rascarse contra las piedras o la grava.
Empaque primario: es el empaque básico, el que está en contacto directo con el producto o con alguna de las partes del mismo. Empaque secundario: es el empaque que sirve para agrupar los empaques primarios. Empaque terciario: es el empaque final que sirve para agrupar los paquetes de empaque secundario.
Qué empacar primero al mudarte
Con el limón, el pescado, un buen pescado, pierde su verdadero sabor. "El limón mata el sabor original y es una lástima, sobre todo cuando el pescado es de excelente calidad, no sacarle todo su sabor. El sabor del limón se apodera claramente del besugo", lamenta Franco.
Cuando descongeles con agua, no utilices agua caliente aunque la descongelación pueda ser más rápida. No obstante, se hace de manera irregular y puede cambiar la textura y el sabor del pescado. Además, a mayor temperatura, mayor probabilidad de contaminación por microorganismos y bacterias.
El papel aluminio debido a sus hojas finas permite que se utilicen para diferentes fines, con él podemos envolver alimentos ya preparados y conservarlos en mejor estado sin que su sabor se altere, para ello el principio es el mismo. Procura utilizar el lado brillante hacia adentro y el lado opuesto hacia afuera.
Es importante saber que solo debes embalar estos productos en cajas cuadradas o rectangulares y rellenes los espacios vacíos con papel o espuma de poliestireno. No embales nunca en cajas redondas, bolsas de plástico o tubos. Las cajas son resistentes y te aseguras de que los productos lleguen en buen estado a destino.
Como empacar tus cosas al mudarte (Parte l)
Para empacar de la mejor manera puedes ir guardando los artículos pequeños en bolsas resistentes, y estas guardarlas en una caja. Las cosas que son más frágiles recuerda envolverlas con periódico o papel burbuja, puedes guardarlas en bolsas e ir acomodándolas en las cajas, recuerda anunciar que es FRÁGIL con un plumón.
Bicarbonato de sodio con vinagre El vinagre es ácido y el bicarbonato, alcalino, por lo que al unirlos se neutralizan haciendo que la solución resulte inútil. Pero eso no es lo peor. Lo más peligroso es que esta combinación puede causar una explosión si los mezclas en un recipiente cerrado.